La Sensación de Pertenecer
Tal vez una de las más grandes recompensas de la meditación y la
oración es la sensación de pertenecer. Ya no vivimos en un mundo
completamente hostil. Ya no estamos perdidos, asustados y sin
objetivo.
En el momento en que captamos siquiera una visión momentánea de la
voluntad de Dios, en el momento en que empezamos a ver la verdad, la
justicia y el amor como las cosas reales y eternas de la vida, ya no
sentimos la profunda contrariedad que nos ocasiona la aparente
evidencia de lo contrario que nos rodea en asuntos puramente humanos.
Sabemos que Dios nos cuida amorosamente. Sabemos que cuando recurrimos
a El, todo estará bien con nosotros, aquí y en el más allá.
DOCE Y DOCE, págs. 111-112
Y... ¿dónde estoy yo?
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FreepikLos que estamos aquí, al otro lado de la adicción, nos pasamos el
tiempo tratando de buscar explicaciones a lo que está pasando en casa,
encontrar ...
Hace 7 años
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