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viernes, 1 de julio de 2011

Tal como lo ve Bill No. 204

Formación del Carácter


Puesto que la mayoría de nosotros nace con una abundancia de deseos
naturales, no es de extrañar que frecuentemente dejemos que éstos se
excedan de su propósito. cuando nos impulsan ciegamente, o exigimos en
forma voluntariosa que nos proporcionen más satisfacciones o placeres
de los que son posibles o debidos, ese es el punto en el cual nos
apartamos del grado de perfección que Dios deseó para nosotros aquí en
la tierra. Esta es la medida de nuestros defectos de carácter, o, si
se quiere, de nuestros pecados.


Si se lo pedimos, Dios ciertamente perdonará nuestras negligencias.
Pero sin nuestra cooperación, en ningún caso nos vuelve blancos como
la nieve y nos conserva en esa forma. Nosotros debemos esforzarnos por
lograr la buena voluntad para esa cooperación. El sólo pide de
nosotros que tratemos hasta donde nos sea posible de progresar en la
formación del carácter.
DOCE Y DOCE, págs. 68-69

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