DESPRÉNDETE Y DÉJASELO A DIOS
. . . pidiéndole solamente que nos dejase conocer Su voluntad para con
nosotros y nos diese la fortaleza para cumplirla.
DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 103
Cuando yo "me desprendo y se lo dejo a Dios", pienso más clara y
sabiamente. Sin tener que pensarlo, rápidamente me desprendo de las
cosas que me causan dolor e incomodidad. Ya que me resulta difícil
desprenderme de la clase de pensamientos y actitudes preocupantes que
me causan una inmensa angustia, todo lo que tengo que hacer durante
esos períodos es dejar que Dios, como yo lo concibo, lo haga por mí, y
al momento me desprendo de los pensamientos, recuerdos y actitudes que
me están molestando.
Cuando recibo ayuda de Dios, como yo lo concibo, puedo vivir mi vida
un día a la vez y enfrentarme a cualquier situación que se me
presente. Solamente entonces puedo vivir una vida de victoria sobre el
alcohol, en cómoda sobriedad.
Rondando la recaída
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Como en la adicción, en la *coadicción* la recaída siempre es un riesgo. Y
creedme, es una experiencia desagradable, porque pone en evidencia tu
recupera...
Hace 9 años
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