Dignidad por Medio del Sacrificio
Al principio sacrificamos el alcohol. Tuvimos que hacerlo, o él
hubiera acabado con nosotros. Pero no podíamos liberarnos del alcohol
si no hacíamos otros sacrificios. Tuvimos que echar por la ventana la
justificación propia, la autocompasión y la ira. tuvimos que
retirarnos de la desatinada competencia por el prestigio personal y
los enormes saldos bancarios. Tuvimos que asumir la responsabilidad de
nuestro lamentable estado y dejar de culpar a otros por ello.
¿Fueron aquellos realmente sacrificios? Sí, lo fueron. Para obtener la
humildad y la dignidad suficiente siquiera para permanecer vivos,
tuvimos que desechar aquello que había sido nuestra más cara posesión:
nuestra ambición y nuestro ilegítimo orgullo.
A.A. LLEGA A SU MAYORÍA DE EDAD, pág. 280
Rondando la recaída
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Como en la adicción, en la *coadicción* la recaída siempre es un riesgo. Y
creedme, es una experiencia desagradable, porque pone en evidencia tu
recupera...
Hace 9 años
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